Los valles de Curicó, Maule, Itata y del Bío Bío, constituyen el centro de gravedad de los vitivinicultura chilena. Desde la llegada de las primeras vides durante la colonia, esta zona vitícola ha liderado la producción nacional, fruto de las características especialmente favorables de su geografía. Su amplia gama de suelos y su diversidad climática han permitido la creación de algunos de los vinos de extraordinaria calidad que han posicionado a Chile en el exigente mercado internacional. La industria vitivinícola de estos valles tiene un alto valor en la economía regional y forma parte esencial de las costumbres y de la vida social de sus habitantes. Así como las viñas definen el paisaje característico de la zona, la actividad que gira en torno a ellas determina los rasgos claves de la identidad regional.