Intelectual riguroso, escritor sobresaliente e incansable viajero, Luis Oyarzún (1920 - 1972) fue, asimismo, un apasionado de la Tierra. Pocos hombres conocían tan bien las secretas riquezas del paisaje chileno, hasta el punto de que fue uno de los motivos más frecuentes de esa radical curiosidad que Jorge Millas describió como su pasión de ver. Defensa de la Tierra es el mensaje postrero de este hombre sabio, profundo y cordial que siempre supo descifrar, en un lenguaje claro, tenso y artísticamente trabajado, el infinito rumor del mundo cotidiano. Es una protesta por la acción depredatoria de los hombres, pero, al mismo tiempo, es un acto de confianza de que entre éstos se encuentran los más decididos defensores de este don diario que es la Tierra.
