En el 2007 Carolina Gana abrió por primera vez las puertas del taller de Bordado Rococó. Un lugar íntimo, acogedor en que cada día de la semana, mañana y tarde, se reúnen ocho mujeres en torno a una mesa. Las une la pasión, el bordado.
Inician un ritual silencioso rodeadas de hilos, cintas y materiales de todos los colores: con delicadeza toman aguja, las tijeras y comienzan las puntadas.
El tiempo se detiene y las bordadoras con calma y dedicación se sumergen en el mundo de Rococó, bordan con el amor de sus historias, recuerdos y sueños. Hacen y deshacen, es el bordado el que dispone del tiempo. Mientras esto sucede, las bordadoras se acompañan estrechando lazos de afecto y amistad.